El Observatorio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio publicó, en 2019, que en el Gran Santiago existen 397 espacios culturales. Sin embargo, su distribución es desigual. En Santiago o Providencia, existe un alto nivel de acceso a la misma por la gran cantidad de espacios culturales. Por el contrario, en comunas como La Pintana, El Bosque, Renca, La Cisterna y Lo Prado el acceso a este tipo de espacios es muy bajo (en muchos casos sólo 1 espacio cultural disponible a 30 minutos caminando).
Christian González es director y dramaturgo de la compañía “La Nona Teatro”, cuyo objetivo es acercar su teatro con temáticas sociales a sectores marginados, que no tienen la oportunidad de acceder a la cultura y el arte. Según dijo, esto con el fin de educar y que el público pueda identificarse con sus personajes.
¿Cómo surge el colectivo?
En abril del 2018, a tres meses de haber egresado del Club del Teatro; nace de la necesidad íntima, fuerte y apasionada de hacer teatro informativo, hacer un teatro no para los actores ni actrices, sino que, para la gente, el pueblo. Acercarlo a la gente que no puede pagar 5, 8, 15, 20 lucas para ver una obra.
Hay muchas personas que les encantaría ir, asistir a estas funciones de teatro, pero lamentablemente la situación país no lo permite por sueldos tan miserables. Entonces lo que hago: mi meta, mi sueño, acercar el teatro a las poblaciones y mostrarles su misma realidad, para que ellos empaticen y se informen cómo se deben realizar las cosas.
En “Frecuente Dilación” habla sobre el sistema de salud público, que es nefasto. Porque es nefasto, por no que no hay suficiente información para realizar una buena atención y tampoco el usuario no sabe usar los centros de salud pública. Por ejemplo, a urgencia van gente que se pegó en un dedo o le sacaron una uña. La Urgencia siempre está llena porque un dolor, molestia o golpe lo interpretan como alarmante y están ocupando un cupo de una persona que está verdaderamente en riesgo vital.
¿Qué temáticas abordan?
Las temáticas que abordamos en la compañía son el trabajo social. Buscamos abordar el dolor, las injusticias, la rabia que sienten miles de chilenos, miles de personas del pueblo, del barrio, de la población, que se ven brutalmente afectados por este sistema capitalista nefasto que los mira como simples objetos y no personas.
Abordamos obras de teatro que exponen sentimientos, emociones y así empatizan las personas con nuestras obras, que se sientan adoptadas por el teatro, representadas por el teatro. Una persona puede sentirse con un actor que está interpretando, un personaje que quizás a él le repercuta en su corazón. Eso buscamos nosotros, con un realismo, actuaciones orgánicas, algunos episodios surrealistas, exponer sentimientos y enojos del pueblo. Explicar de qué manera podríamos vivir más tranquilos, mejor, despiertos, sin anestesia que pone este gobierno. Sino que verdaderos revolucionarios, desde el “yo”, desde el “uno”. Desde una persona.
¿Qué obras han producido y que vinculación tiene con los territorios?
En nuestra compañía tenemos un estreno del año 2018 en Estación Mapocho. “Frecuente Dilación”. Es una obra que habla sobre la salud pública. Son cuatro personajes que están esperando en una sala de espera en la posta, la cual es rara porque no hay personas. Es oscura y hace frío. Uno de estos personajes, lo mordió un perro y lo contagió de rabia y en el progreso de la obra se pone más violento, más hardcore, lleno de rabia y de alucinaciones esquizofrénicas. Entonces desequilibra el espacio con todos los personajes que están ahí, que vienen de diferentes lados y diferentes circunstancias; están esperando atención.
La vinculación con los territorios ha sido una manera muy grata ya que se nos ha dado oportunidades de recorrer poblaciones de comunas como Peñalolén, Puente Alto, Quinta Normal y muchas más. En la PAC, hemos tenido dos funciones, recibidas de muy buena manera por el público. Hemos recorrido la sexta región, en la comuna de Rengo.
En relación a su trabajo ¿Qué testimonios reciben de parte de los pobladores?
Han sido muy gratos, ha habido muchas emociones, muchos sentimientos, de personas que han terminado expresando angustia, pena y felicidad. Esto me lo dijo una mujer muy joven que nunca tuvo la oportunidad de ir al teatro solo por salir, o por ser mamá joven, tener que trabajar y estudiar: ‘Salir solamente a trabajar a mantener a su hijo y que nosotros, unos “cabros jóvenes”, nos preocupemos de traer el teatro a sus plazas’.
Esto fue en Puente Alto. Fue totalmente conmovedor. Hubo cien personas en una plaza a las nueve de la noche. Fue muy bonito y han sido varios comentarios de personas que no han podido ir al teatro y que los acerquemos nosotros a este arte, tan maravilloso y profesional, a sus tierras y poblaciones. Se emocionan, claro está. Empatizan demasiado con los personajes porque lo han vivido. Han sido comentarios preciosos, y esto nos deja como enseñanza, como compañía, que este es el camino y que me sigan los de la compañía, porque eso es lo que yo más quiero. No quiero hacer teatro para artistas, actrices ni actores, hago teatro para la gente. Para mí lo más importante del teatro es la población, lo que puede enseñar, lo que puede educar.
¿Consideras que la gente que consume teatro es un público específico?
La gente que consume teatro, específico, no es del pueblo. El pueblo es otra imagen, otra cosa que tenemos que aprender mutuamente. Las personas que van al teatro puede que sean del pueblo, pero no la mayoría. Son artistas, personas que pueden pagar 15 lucas por una entrada. Son personas que no vienen de la periferia. Quizás puede haber 1 de 50 personas, o un 10% del 90%. Por ejemplo, desde La Florida pueden ir al teatro y la mayoría son cabros jóvenes. Pero es difícil que un caballero de la feria venga a ver una obra de teatro al GAM o a Matucana. Son públicos selectos, la mayoría ABC1. Clase media, para mí, no existe.
¿Qué sucede con el centralismo? ¿Las personas de la periferia o de regiones tienen la misma posibilidad que los vecinos del centro de stgo hacia arriba?
Claramente las personas de la periferia o regiones no tienen la oportunidad de ver un buen teatro. Eso produce el centralismo. Cada región debería tener su teatro o trabajos establecidos, para su propia gente. Esto debería cambiar porque Santiago no es Chile.
Hay ciudades hermosas, regiones preciosas, las cuales tienen algo que decir, una historia de antepasados. Cada una tiene su propia cultura, su propia forma de hablar, de ver la vida. Y me gustaría que en cada de esas zonas hubiera un teatro. Por ejemplo, pasando al arte, un teatro que permita a la gente ir a una sala. Municipal o no. Pero que sienta esa experiencia del cambio de luces, de escena, de atmósfera, de silencio, de todo, de los efectos, de la teatralidad del teatro, de los vestuarios y su magia.
Entonces la gente no tiene eso porque el centralismo está en Santiago También es complicado para los actores y actrices porque nos gustaría hacer teatro en regiones, conocer Chile.
¿Cuáles son sus proyectos futuros?
Tenemos varios proyectos a futuro. Tengo nueve obras y esperamos con toda humildad poder realizarlas. Estamos trabajando en nuestra segunda obra que se llama “Atentado”, que son dos mujeres anarquistas que se infiltran con los hijos del Presidente de la República de Chile, incluyéndose en su entorno durante diez años, entonces son parte de la familia. Un día secuestran al ministro del Interior y al Presidente, esto un día antes de firmar una ley a beneficio de ellos (obviamente, en el cual iban a sacarle plata a todos los trabajadores chilenos), en un proyecto de educación paupérrimo.
Entonces estas chicas dejan de actuar y fingir que son cuicas y se convierten en punkis, anarquistas, hardcore. Una chica es la representación de un pueblo que es radical, que quiere que todos los cuicos mueran y la otra chica que todavía no tiene oscuro su corazón y siente un poco de empatía con personas, que no tienen la culpa de haber nacido en la “curnia”.
Estamos muy contentos con ello trabajando, tenemos pensado estrénala en junio, dependiendo de cómo vayan las cosas con la pandemia.