En lo que a la industria del cine se refiere, ocurre un cambio de expectativas con la llegada de la televisión a las casas como un nuevo formato de entretenimiento y con la migración de muchos directores de la tele al cine. Productores, directores y guionistas ya se encuentran insertos en el cine comercial. En Francia, en los años cincuenta, se acuña el término de cine de autor, ya no para las masas, sino para un público específico y en rechazo hacia el cine comercial. Los directores tuvieron que ingeniárselas para explotar su creatividad y mostrar nuevos inventos para obtener espectadores mediante distintos sistemas como el CinemaScope, Vista Vision, Naturalvision, Todd AO y el Supertechnirama.
El cine de suspenso en Inglaterra se hizo presente de la mano del director Alfred Hitchcock, un tipo de cine especial, debido a la entrega y dedicación con la que este cineasta se involucraba en el montaje de sus películas, manipulando y haciendo parte al espectador en el desarrollo de las historias a través del aumento de la tensión y la anticipación de la información, es decir, un tipo de género en el que el espectador sabe más que el protagonista.

En la película Rear window (La ventana indiscreta), que data del año 1954, parecía que las situaciones podían mantenerse con ese aire cotidiano hasta que las imágenes que se muestran a medida que avanza la historia empiezan a inquietar al espectador y a teñir de cierto desorden aquello que estaba en calma. Lo que observa Jeff, el protagonista, y lo que produce extrañeza, es que una noche llega un vecino ebrio, una mujer que coqueteaba con tres hombres aparece molesta y, para su mayor sorpresa, en otro departamento ve entrar y salir tres veces a un hombre de contextura gruesa que viste con un corta viento negro y un sombrero blanco.
Esa no es una mirada cualquiera. Es el tipo de mirada del hombre que teme que alguien lo vigile.
Hasta ese momento el espectador observa lo que ocurre a través de los ojos del protagonista, ve lo mismo que él y se acerca a la historia en un acto simultáneo. Luego, el protagonista observa la escena con binoculares, pero no le basta con ello y comienza a espiar con un lente de largo alcance, instrumento propio de un fotógrafo. Al espectador se le informa desde una primera instancia que el protagonista es un fotógrafo, no hay engaño. El director utiliza la profesión de Jeff como excusa para justificar directamente su necesidad de observar a los vecinos y de acercarse aún más a sus vidas con elementos que no tiene cualquier persona al alcance de su mano. Esto justificado también con el accidente que tuvo el protagonista en su pierna para exacerbar la curiosidad que lo lleva a entrometerse en vidas ajenas durante su tiempo libre.
¿Por qué no ha entrado al cuarto de su esposa en todo el día?
Algo no está bien. Vi cuchillos, sierras y cuerdas.

La sospecha y la tensión van en aumento. Lisa comienza a asustarse. Jeff vuelve a tomar los binoculares y el espectador le sigue los pasos, o más bien las pistas. La película ha avanzado una hora y Lisa por fin le cree a Jeff y muestra interés por el caso cuando ve por primera vez lo que ocurre: Thorwald, el sospechoso, carga un baúl. Escena siguiente, entran dos hombres para llevarse el ya mencionado cargamento. Doyle, investigador y amigo de Jeff, piensa que este tiene alucinaciones. Pareciera que poco a poco todo vuelve a la normalidad. Sin embargo, Jeff ve a Thorwald llegar a su departamento con una caja de la lavandería. Ve también que hace una llamada a larga distancia y que saca joyas de una bolsa de mano que pertenece a su mujer mientras habla por teléfono.
La sorpresa es el elemento más importante del ataque.
Hasta aquí y en lo que va de una hora de película, es posible extraer lo siguiente: La selección de planos aporta dinamismo. Por ejemplo, el hecho de que se muestre un gesto en primer plano, indica por sí solo lo que sucede tanto en el actuar como en las sensaciones que envuelven a los personajes, y por qué no, al mismo espectador que ha sido partícipe de las obsesiones de Hitchcock a lo largo de su película.
Lo visual y lo sonoro son dos elementos que se pueden combinar o resultar dispares. Ambos puntos han sido del interés de Alfred Hitchcock, puesto que las escenas de sus películas se muestran reveladoras gracias al acompañamiento de la música y de las imágenes que fueron grabadas. En este sentido, el director jamás debió hacer más escenas de las que necesitaba, y en el caso de La ventana indiscreta, expone su interés por lo visual y sonoro cada vez que la cámara se fija en un departamento como cuando aparece el pianista o la dramática señorita corazón solitario que bebe hasta quedarse dormida.

La aparición de Doyle, funciona como la voz de la conciencia para el protagonista y los espectadores que se vuelven uno a la vez. “Estás observando cosas en un mundo íntimo y privado. Todos hacen cosas en la intimidad que no se pueden explicar”. Y es cierto. Esta escena invita a reflexionar sobre el morbo por el morbo. La señorita corazón solitario aparece con un hombre. Jeff cree que es un poco joven. La señorita baja las cortinas, pero aun así se puede ver que se besan. Él se va y ella llora. Ahora Jeff se cuestiona si acaso es ético observar a la gente que hace cosas privadas. Lisa cierra las cortinas y las vuelve a abrir apenas escucha un grito. Esta vez todos los vecinos observan: alguien estranguló al perrito. “El único en todo el vecindario que les tenía afecto a todos”, dice su dueña. Y el único del edificio que no se asoma es Thorwald. A Jeff y a Lisa eso les parece sospechoso.
Lisa entra en el departamento de Thorwald. Jeff toma el teléfono porque al parecer la dramática señorita corazón solitario se quiere suicidar. Mientras la música acompaña el momento, Thorwald descubre a Lisa, la empuja al sillón y la zamarrea. Entonces llega la policía. Y en ese instante el protagonista deja de tener información y esta se convierte en un privilegio del espectador. Thorwald entra en el departamento de Jeff y le pregunta: “¿Qué quiere de mí? No tengo dinero. Diga algo”. Jeff, dentro de lo que le permiten sus capacidades físicas, reacciona disparando con el flash de la cámara para detener al hombre que le quiere hacer daño. Thorwald empuja a Jeff por la ventana. Jeff, dirigiéndose a Doyle, le pregunta: “¿ya tienes suficiente para una orden judicial?”. Y todo vuelve a lo que se supone es la normalidad. Finalmente aparece Jeff con ambas piernas enyesadas producto de la caída, pero esta vez dando la espalda a la ventana.

En definitiva, es claro lo que el cine de suspenso y Hitchcock plantean respecto a la práctica espectatorial. Los espectadores poseen cierto grado de poder que otorga la información de la que disponen y que no está al alcance del protagonista. No obstante, aquella información es limitada una vez que el director decide en qué medida el espectador es partícipe de la historia. Se dosifica la entrega de la información conforme al funcionamiento en conjunto de lo sonoro, lo visual, y de un espectador que se mantiene en estado de tensión porque sabe de dónde proviene el peligro que pone en riesgo la supervivencia de su protagonista.