SANTIAGO.- Alicia Cáceres González ha dedicado gran parte de su vida a la orfebrería, estudió Artes Aplicadas en la Universidad de Chile y se casó con Juan Reyes, con quien compartía esta pasión. Juntos instalaron un taller, donde fabricaron trabajos que llegaron a las manos del mismo Papa Juan Pablo II. En la actualidad, con 88 años, ella lucha con todos sus esfuerzos para que exista una ley que dé mayores garantías a los artesanos del país.
Fue en el año 1970 cuando el matrimonio se instaló en la calle Portugal. En su casa crearon el taller “Juan Reyes”, que perdura hasta los días actuales. De allí salieron múltiples piezas que muestran a los pueblos originarios y lo más profundo de la cultura chilena.
Tres años después, ocurrió el Golpe Militar. La pareja vivió tiempos difíciles y, entre risas, Alicia Cáceres asegura que “hay tanto para contar”. Desde la óptica de una artesana, comenta que habían hecho buenos amigos, algo así como un gremio de artesanos, pero con aquel suceso histórico “todo se revirtió”.
“Algunos artesanos fueron encarcelados en el Estadio Nacional, otros amigos se fueron del país porque la vida se puso turbia, no había seguridad. Por ejemplo, a tres artesanos, que eran hermanos, los denunciaron porque dijeron que en su casa ‘se juntaban hombres’; y era el taller de ellos, que seguía funcionando, con sus ayudantes (…) imagínese”, manifestó.
La mujer, cuyas manos llevan la marca de decenas de años trabajando la piedra y el metal, habló sobre el regalo que le hicieron con su esposo al Papa Juan Pablo II, cuando visitó Chile en el año 1987, “fue algo muy impresionante, hubo una tremenda ceremonia”.
Dijo que en ello trabajaron por tres meses, diseñando una virgen con el Templo de Maipú en los pies. “Los sacerdotes querían que fuera solamente Juan a entregar el regalo. Yo me negué. La peleé -la he peleado toda la vida- y estuvimos con el Papa; le entregamos la virgen. Ahí me acerqué a él y le dije muy bajito: porque Chile vuelva a ser Chile, Santo Padre, pídale a Dios eso. Lo dije porque vino en el año ‘87, fíjese que a uno de los pobladores que habló en el paradero 25 de Santa Rosa, lo golpearon; entonces la cosa estaba viva”, sostuvo.
LOS PREMIOS
Con el paso de los años, el matrimonio logró salir adelante al alero de diversas ferias y el programa de artesanía de la Universidad Católica. En 2006 fueron reconocidos como los mejores artesanos regionales y, un año después, se consolidaron como los mejores de Chile.
En 2010, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes otorgó el Sello de Excelencia en Artesanía a Juan Reyes por su creación en cobre de la Pincoya (mito chilote). Lamentablemente dejó de existir, en 2012.
Otro galardón caería para Alicia Cáceres en 2016, cuando recibió de manos de la Presidenta Michelle Bachelet el Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, por cultivar la cultura a través de la orfebrería, como también en otras expresiones artísticas.
Algunas de las creaciones del matrimonio se pueden ver en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) y en el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Consultada por su arte, respondió que “siempre tratamos de hacer una artesanía que dé una imagen de país, que muestre nuestros ancestros, nuestros pueblos originarios, porque cada país tiene una expresión cultural propia. Siempre quisimos hacer eso, porque en esos años, cuando estudiábamos, nos hablaban de que lo mejor estaba en Europa, que nosotros no teníamos artesanía (…) Demostramos que tenemos artesanía”.
LEY DE ARTESANÍA
Por otra parte, esta mujer se ha esmerado en trabajar, por más de una década, en la consolidación de una ley que otorgue más garantías a los artesanos de Chile. A su juicio, es muy importante lo que se está haciendo desde el Ministerio de la Cultura, porque se están viendo los resultados, “pero falta apoyo para el artesano que recién está empezando, ese que tiene que vender en la calle, ese que va siendo perseguido muchas veces porque no tienen permiso para hacerlo”, consignó.
En ese sentido, recalcó que es necesaria una Ley de Artesanía, “nosotros abogamos porque haya un reconocimiento, un registro de artesanía seria, que se sepa quién es artesano y quién es comerciante, que existan ferias patrimoniales cada cierto tiempo, con fechas fijas. Sé que algunas puertas se están abriendo, pero falta mucho, por eso pedimos que exista una ley que otorgue mayores garantías”.
Finalmente, entregó un mensaje a los artesanos de las nuevas generaciones, “los invito a trabajar por una ley de fomento y protección de la artesanía, pero unidos, porque si estamos cada uno metido en su taller no vamos a lograr nada, si nos unimos y presentamos nuestras peticiones, podremos ser escuchados”, sentenció.