Un clásico de la literatura universal y que es necesario revisar por lo menos una vez en la vida es “Crimen y castigo” (1866), del autor ruso Fiodor Dostoievski.
En esta obra cumbre de Dostoievski, su protagonista, Raskólnikov, un estudiante que vive en extremas circunstancia en San Petersburgo, pretende asesinar a una “vieja usurera” justificando su proyecto con principios morales radicales.
Raskólnikov descubrirá que la distancia entre planear un proyecto y culminarlo es inmensa, y las consecuencias que el acto puede conllevar son imprevisibles tanto en el mundo que le rodea como en el interior de su alma.
Dostoievski, considerado el maestro en explorar los tortuosos caminos en que transitan los abismos del alma, nos entrega una de sus novelas más impactantes y creo que su primera obra maestra, quizás, unos escalones arriba que “Los hermanos Karamázov” (1879-1880).
En “Crimen y castigo” el personaje principal sufre una constante tortura psicológica, porque desde un punto de vista ético lucha por convencerse si el fin justifica los medios ante las injusticias de la vida en un contexto de miseria, vicios y desolación de la Rusia del Siglo XIX.
