A un año del 18 de octubre conversamos con Octavio Gana, cofundador de Delight Lab, estudio que se hizo parte de las movilizaciones sociales al proyectar en los edificios de Plaza Italia distintos mensajes sobre la crisis social.
- ¿Cómo el estudio pasa a relacionar el trabajo de mapping con las diferentes causas sociales?
Nosotros sentimos que el Video mapping es una técnica, que se puede ocupar en diferentes frentes, como el artístico, el publicitario o también se puede utilizar para visibilizar causas sociales o medioambientales. Desde siempre, hemos trabajo en visibilizar estas causas, pero, ahora, ha cobrado más fuerza por el estallido social. Para nosotros siempre ha sido algo bastante natural.
- Desde del 18 de octubre tuvieron una enorme difusión, como un espacio artístico de resistencia política y social, ¿Qué motivó realizar estas intervenciones durante los primeros días de revueltas?
Sentimos, al igual que la mayoría de los chilenos, que nuestro país tiene grandes desigualdades, y por eso mismo nos sentimos parte de esa mayoría. Venimos de una familia que le tocó esforzarse mucho para que nosotros tuviéramos una buena educación, a base de endeudamiento. Entonces, sentimos que eso no está bien; por aquello quisimos manifestarnos y ser parte de este despertar de los chilenos.
- ¿Esperaban que su mensaje fuera tomado como símbolo de resistencia por la gente?
La verdad es que no, pensábamos que iba a haber un impacto, pero no pensamos que iba a ser tanto. En verdad fue algo que salió muy espontáneo de nuestra parte.
- ¿Sienten que con cada intervención van sumando una mayor responsabilidad con la ciudadanía?
Por un lado, sí, porque sabemos que existe una mayor visibilidad, no se puede proyectar cualquier cosa, pero, por otro lado, también queremos ser sinceros con nuestro arte, y la gente también tiene que entender eso, que nosotros somos un grupo de personas que está haciendo una expresión, pero tampoco somos mas que eso, no somos la asamblea de Chile; son solo expresiones de arte que hacen reflexionar, y eso es lo que nosotros buscamos.
- Cuéntame de las amenazas por sus intervenciones artísticas ¿Cómo lo manejan?
De forma muy seria y por eso acudimos a un grupo de abogados que se llaman Acción Constitucional. Ellos nos están viendo los casos por amenazas y censura en los tribunales.
- En la misma línea, han denunciado episodios de censura, como lo que pasó en mayo en la torre Telefónica o recientemente con la intervención en Plaza Dignidad, ¿Cuáles son sus impresiones?
Es una falta grave a la libertad de expresión, sabemos que el arte que realizamos incomoda a un sector de la sociedad, y por lo mismo existe esta respuesta de censura. Esto pasa porque no hay una cultura de expresión artística en Chile, porque en los colegios no se enseña arte, y también porque hay una herencia de la dictadura, entonces está casi permitido que se censure. Es por aquello que queremos levantar nuestro caso y que se transforme en un símbolo en contra de la censura.
También sentimos que hay una persecución por parte de Carabineros; eso se siente, principalmente, con lo último que pasó en Galería Cima. Ahí estamos proyectando citas de poetas chilenos y, aún así, hubo una censura y luego fueron al edificio a buscar los nombres de nosotros con el conserje. Esperamos que desde Carabineros, lo mínimo que se haga, es pedir disculpas públicas por este último acto de censura hacia nosotros.
- ¿Cuál es la reflexión a un año de revueltas, sientes algún cambio en la sociedad, en la cultura, en la recuperación del espacio público?
Creo que son procesos muy lentos, pero con el estallido social, el despertar de los chilenos se inicia. Un proceso que tiene que ver, sobre todo, con la conexión que existe ahora entre las comunidades, el volver a hablar de política, en leer la Constitución, en que la gente siente que los cambios se necesitan, y creo que en ese proceso hay una esperanza, una que no está depositada en los políticos; la esperanza está en la sociedad misma, en las personas que están construyendo este nuevo Chile.
