Por Anaís Leyton
Hoy se cumplen 53 años desde la muerte de la escritora Marta Brunet. Falleció a los 70 años, a causa de un ataque cerebral mientras daba un discurso en Uruguay. Nacida el 9 de agosto de 1897, vivió sus primeros años con un estilo de vida tradicional en el fundo de su familia, cerca de Victoria, en el sur de Chile. Desde ese lugar comenzó a guardar sus primeras impresiones del mundo ‘’criollo’’, lo que le serviría más adelante para darle vida a sus escritos.
Era hija única y fue educada con profesores particulares hasta los 14 años, edad en la que emigró a Europa con su familia y en dónde comenzaría a conocer la obra de autores como Marcel Proust, Paul Claudel, Miguel de Unamuno, Azorín y Luigi Pirandello, quienes después le darían otra perspectiva a sus escritos.
En 1914, tras el estallido de la I Guerra Mundial, regresó a Chile con su familia y se integró a un grupo de aficionados a la poesía que publicaban sus escritos en el diario local de Chillán, La Discusión. Además, comenzó a escribir su primera novela. A pesar del poco apoyo de sus padres en su estilo de vida publicó Montaña Adentro en 1923, donde se inspiraría en el estilo de vida de su más pequeña infancia. Su tipo de escritura sería categorizada como «criollismo’» y desde ahí la crítica literaria sólo la reducía a lo rural y provinciano, algunos impactados de que fuese una mujer quién escribiría. Lectores se ‘’extrañaron al saber que la autora era una señorita de provincia; el libro era demasiado áspero, demasiado recio, demasiado real’’.
Tras la muerte de su padre en 1924, Marta se fue a vivir a Santiago y bajo el seudónimo de “Miriam” publicó cuentos en diversos diarios. Siguiendo con su temática campesina, publicó Bestia Dañina y Don Florisondo, donde les daría mayor realce a los paisajes. También ganó el concurso de cuentos del diario El Mercurio, así como el de la Sociedad de Escritores de Chile y el Premio Atenea de la Universidad de Concepción y fue la segunda mujer, después de Gabriela Mistral, en ganar el Premio Nacional de Literatura.
A pesar de que se le celebraba la sobriedad en su prosa y que no escribiera diarios o cartas, – considerado algo exclusivo de mujeres en la época – Brunet no era incluida en los círculos literarios. En 1926, Pedro Nolasco decía que, a pesar de que «la mujer es de inteligencia menos vigorosa que el hombre», Marta Brunet superaba a los demás cuentistas del país, y en 1957 Raúl Silva Castro habló de «la varonilidad de su talento», y Carlos Silva Vildósola aseguraba que quién escribía ‘’era un escritor, no una escritora, aunque sea una dama’’.
A pesar de los comentarios hacía su escritura ‘’varonil’’ o diferente aunque fuese mujer, Brunet hacía críticas implícitas a la vida tradicional (sobre todo de las mujeres) de la época. En Montaña Adentro escribió sobre Catalina, quién fue abandonada por su amante tras quedar embarazada, sobre María Nadie (publicada en 1957), joven mujer que llega a un pueblo a asumir como telefonista y su vida se convierten en el que hablar de los habitantes, además del aborto obligatorio que se tuvo que realizar, historias de matrimonios por conveniencia entre mujeres jóvenes y hombres mayores en Bestia Dañina y de la aparición de un personaje homosexual en Amasijo (publicado en 1962).
Sumado a su faceta de escritora, Marta Brunet comenzó su carrera como diplomática desde 1943, año en que fue designada por el presidente Juan Antonio Ríos como Cónsul de Profesión adscrito al Consulado General de Chile en Buenos Aires, donde estuvo hasta 1952. Fue declarada hija ilustre de Chillán en 1962 y al año siguiente estuvo como Agregada Cultural en la Embajada de Chile en Brasil y Uruguay, donde fue incorporada a la Academia Nacional de Letras de dicho país. Las críticas que Marta tuvo al principio de su carrera no la detuvieron a continuar su oficio, y siguió con su escritura y el ingenio que la caracterizaba, desarrollando ampliamente a sus personajes.
Su obra incluye ocho novelas, siete libros de cuento y un amplio número de ensayos, críticas y relatos cortos que fueron publicados por diversos diarios y revistas. Pero a pesar de lo anterior, Brunet no ha tenido el reconocimiento que merece – como muchas otras mujeres – sobre su amplia trayectoria, y se le ha encasillado únicamente en la creación de cuentos para niños y niñas, ignorando todo su trabajo como escritora y la crítica continúa sobre la vida tradicional de las mujeres, generando sólo el último tiempo análisis de sus obras desde una perspectiva de género.