Por Javiera Blanco Herrera y Jaime Ahumada Jiménez.
SANTIAGO.- No hay duda que la industria de la música chilena hoy tiene una nueva realidad. La baja de los contagios hace mirar con optimismo lo que viene y promete un verano donde el público y los artistas deberían volver a encontrarse. Ya se ha visto cómo los teatros y salas de conciertos han efectuado sus shows, con aforos reducidos, pase de movilidad y diversas medidas que “protejan de contagios” a espectadores y artistas.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Por ejemplo, hace pocas semanas el Concejo Municipal de Viña del Mar oficializó que nuevamente no se realizaría el icónico certamen internacional de este municipio, básicamente por criterios económicos y de aforo, a petición de los canales de televisión encargados de emitir el espectáculo. Esta situación, además, podría repetirse en un sinnúmero de otros festivales que tradicionalmente se realizan en nuestro país en la época estival y que dan trabajo no sólo a músicos, bailarines, humoristas y artistas en general, sino que también al mundo técnico, management, productoras, etcétera.
Por otro lado, en los últimos días se ha visto un leve aumento de contagios y algunos especialistas advierten la posibilidad de una tercera ola. En cualquier caso, al estar vacunados el 89, 24 por ciento de la población con dos dosis, se espera que la escena musical se pueda mantener activa, siempre con restricciones.
Los músicos y artistas en general, que durante la pandemia tuvieron que reinventarse, esperan recuperar la normalización de la actividad que, por las medidas implementadas por el gobierno, anularon de forma presencial de todos los espectáculos en el país, lo que no ocurrió en otros lugares del continente, como México o Argentina, donde emigraron artistas nacionales como una forma de proyectar sus carreras, pero también para sobrevivir ante las estrictas medidas sanitarias implementadas en Chile debido a la crisis pandémica. Los casos y las situaciones fueron diversas.
En 2019 -y de manera previa a la pandemia- una de las primeras en emigrar a México fue Paz Court, quien tomó las maletas en septiembre de 2019 y define este país en su cuenta de Instagram como uno “loco, hermoso, abundante y querido hasta el fondo; que nos ha bendecido con sus luces y sombras, pero sobre todo con la generosidad y la magia que lo caracteriza”.
Su aterrizaje en Ciudad de México no fue fácil, ya que a los pocos meses de llegar se vio enfrentada a la crisis sanitaria, lo que también la obligó a encerrarse y, desde ese refugio, en sus redes sociales posteó mensajes instando a que mexicanos y chilenos se resguardaran de la pandemia, deslizando sus críticas a las políticas gubernamentales. Con el hashtag #MEQUEDOENCASA pedía a sus seguidores protegerse: “Y tú, ¿Por quién te quedas encerrado en tu casa?”, indicando, además, “Si el Gobierno no reacciona para protegernos, la sociedad lo hará. Nos protegemos entre todos”.
En otras circunstancias, Yorka, la banda indie-pop, liderada por las hermanas Pastenes, también decidió tomar sus maletas y emigrar a México, pero en su caso fue en medio de la pandemia. A punto de retornar a Chile y con un concierto ya programado en Matucana 100 para el 13 de noviembre, dialogaron con Cultura 21.
– ¿Qué las motivo a emprender un viaje profesional en medio de la pandemia? ¿Influyó el hecho de que en Chile no se pudiera hacer shows?
– La pandemia tenía a la cultura paralizada en Chile por casi dos años, sin soluciones para el desarrollo del trabajo artístico y del espectáculo. Por el contrario, durante el último tiempo, tuvimos que escuchar y ver un ninguneo no menor a nuestro rubro por parte de las autoridades mientras miles de personas que trabajan en el desarrollo de la cultura estaban cesantes y sin poder trabajar. Nuestro viaje estaba planificado desde el 2020, cuando pensamos que esta pandemia no duraría todo lo que ha durado, pero en vista de lo sucedido, la situación cultural en Chile fue muy relevante al momento de tomar la decisión de viajar e intentar trabajar en otro lugar.
– ¿Qué opinas del manejo en materia cultural que ha tenido este gobierno (incluso sin considerar la pandemia)?
– Lamentablemente en Chile existe un historial de abuso a los artistas y del mínimo apoyo al trabajo cultural desde siempre. El día que en nuestro país se difunda y apoye de la mejor manera posible a los trabajadores del arte será el día en que los artistas podrán desarrollar sus carreras tranquilamente desde su país. En este minuto tener una carrera artística en Chile es un privilegio que no todos pueden darse el gusto de tener y que no se mide por el talento.
– ¿Cómo evalúan estos meses en México, y cómo se proyectan a futuro en materia nacional e internacional?
– México es un país hipnotizante por sus tradiciones y su gente, hemos aprendido un montón a seguir trabajando en lo nuestro, pero desde otra parte. Sin duda ha sido algo que nos ha hecho crecer como personas y que tendrá consecuencias en nuestra carrera a corto y largo plazo. Nos encantaría poder venir acá más seguido y trabajar desde México nuestra carrera artística. Por el momento creemos que es la única alternativa que tenemos para poder seguir desarrollándonos y poder crecer. Chile es nuestra casa y volveremos siempre, extrañamos un montón a nuestra gente y nuestra vida allá, proyectamos nuestro futuro en nuestro país, pero debemos salir a buscar lo que nos inquieta primero.
Después de poco más de tres meses en México, Yorka ya tiene agendado su retorno con un concierto para el sábado 13 de noviembre en Matucana 100, donde ya agotó un primer show y está a la venta la segunda función para el mismo día, a las 18.00 horas. Las entradas se encuentran disponibles a través del sistema Ticktetplus.
Otro chileno que durante la pandemia se arriesgó a probar suerte en el exterior es Manuel García, quien además de editar su nuevo disco, “Compañera de este Viaje”, planificó una gira a Europa que aún lo mantiene fuera de Chile, y donde ha logrado una importante cobertura en medios de comunicación españoles, como diario EL PAIS y Radio Nacional de España. Además, editó una colaboración con MUERDO, de una versión de su tema “Camino a Casa”, que pertenece al disco “Harmony Lane” (2016).
Natalia Contesse: Una acción de resistencia
Mucho más cerca que sus colegas se quedó Natalia Contesse, quien emprendió rumbo a Argentina, lugar al que había ido varias veces, pero ahora con una connotación muy especial, porque fue en medio de la pandemia. Su viaje se inició en marzo de 2021 y se extendió aproximadamente por dos meses.
– ¿Por qué decidiste viajar a Argentina?
– Yo estuve girando y trabajando en Argentina mientras acá se cerró todo. Cuando decidí irme sabía qué podía pasar, que acá no se abriera, acá no era una realidad volver a trabajar. Irme a Argentina tuvo que ver con una acción de resistencia, resistirme. Ver el arte como un modo de resistir y poder hacer los conciertos que hice, además de talleres, círculos de conversaciones en torno a canciones; en el fondo, mi trabajo, todo lo que hago, y que tiene que ver con la educación, el arte y el espíritu.
– ¿Cómo fue la experiencia de girar en Pandemia, mientras en Chile aún estábamos encerrados?
– Se dio que uno de los lugares donde toque en la Patagonia, un pueblo maravilloso llamado Gaiman, que mantiene nombre en mapudungun, desde todos los puntos de vista es muy diferente a los colonizados por otras naciones de Europa, manteniendo costumbres y tradiciones galesas. El concierto que yo hice fue el primero en ese lugar que permitió la pandemia, entonces fue muy emocionante, se vivió distinto, estábamos todos viviendo de manera comunitaria algo extraordinario.
– Irme fue una decisión fuerte, de valentía para mí misma, porque estuve en espacios con gente, mientras acá estaba todo cerrado, siempre se tomaron todas las precauciones sanitarias, pero más allá de eso fue como compartir el espíritu del arte. Fue hermoso, fue una gira no solo por la Patagonia, fue una gira por San Juan, Paraná, Mendoza, Buenos Aires. Fue realmente un tiempo extraordinario, dándome cuenta mientras viajaba en la carretera con los instrumentos, que era algo extraordinario, algo común, algo del oficio el trasladarse para llegar a un lugar, avanzando hacia el encuentro con otros seres humanos, parecía algo de otros tiempos, y fue muy importante vivir ese contacto con la gente, y encontrarse con realidades y otros conflictos, por ejemplo a partir de la minería, de la extracción de petróleo, de lo difícil que es la educación en la Patagonia, pero bueno, eso ya es harina de otro costal.
– ¿De qué manera esta gira impactó en tu carrera?
– Sin duda fue un aporte a reencontrarse con la gente, revitalizar el oficio, darle vida, el cruzar la frontera, llegar a los pueblos, llevar la canción, la noticia, la plegaria.
– De todas maneras, es una inyección de que es el oficio mismo, y que pueda volver a ser vital, a ser real, a cumplir su propósito que es el encuentro humano, el sentir, el pensar, el imaginar, el transformar. Yo creo que paso a paso siempre se van ampliando los mensajes, ampliando los encuentros. Por primera vez, viajé con mi música y también con mi libro (que salió hace poquito), entonces después de los conciertos en La Patagonia, la gente se interesaba en comprar mi libro; eso fue nuevo, diferente, muy especial, de poder darle curso y también darle vida (se refiere al libro).
Es sabido que la pandemia impactará la nutrida industria de la música chilena, no solo por todos los que emigraron, sino también por los que tuvieron que dejar sus instrumentos y “re-inventarse”, haciendo cualquier trabajo que les permitiera generar ingresos en el contexto sanitario.
Hoy, al parecer, la escena está de vuelta, y el número de contagios y los altos índices de vacunación hacen mirar con optimismo lo que viene. Ya son muchos los que piden el aumento de los aforos, pero la autoridad sanitaria ha sido cautelosa producto de las últimas cifras que se han mantenido sobre los 1.000 contagios diarios. Como sea, en Chile los shows presenciales volvieron y los músicos esperan que aumenten y que esto sea para quedarse definitivamente.