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“In the mood for love”: El cine de ilusiones de Wong Kar-Wai

“Él recuerda esa época pasada como si mirara a través de un cristal cubierto de polvo. El pasado es algo que puede ver, pero no tocar. Y todo cuanto ve está borroso y confuso.”

En la sobrepoblada Hong Kong de los años 60’, dominada por el Imperio Británico y con una ascendente colonia de refugiados chinos shangaineses, se desenvuelve la trama de la obra más reconocida y característica del director de origen chino Wong Kar-Wai, In the Mood For love (2001).

Wong Kar-Wai

El autor, quien tiene como motivos predilectos en sus películas el (des)amor, la soledad y la dificultad de conectar y de concretar los deseos, fue aclamado desde sus inicios por directores occidentales de renombre como Quentin Tarantino, quien incluso se encargó de distribuir en Estados Unidos su película “Chungking Express” (1994), catapultando así a Wong Kar-Wai a la fama internacional.

Sin embargo, fue con In The Mood For Love que Wong Kar-Wai alcanzó la consagración definitiva en occidente, recibiendo el galardón a mejor película extranjera y fotografía en los Premios del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y el premio a mejor​ interpretación masculina (Tony Leung) en el Festival de Cannes, a pesar de no alcanzar la nominación a la entonces categoría de mejor película extranjera de los premios Oscar, desplazada por El tigre y el dragón de Ang Lee (2000).

Una historia de amor no convencional

In The Mood For Love narra la historia de Su (Maggie Cheung) y Chow (Tony Leung Chiu Wai), quienes se mudan a habitaciones subarrendadas de pequeños departamentos en el mismo edificio, el mismo día, con sus respectivos cónyuges, siendo sus primeros encuentros formales y cordiales, hasta que un descubrimiento acerca de sus parejas crea un vínculo íntimo entre ellos.

En el guion original de escasas líneas, la cinta trata 3 historias que giran en torno a la comida hong kongnesa, los restaurantes típicos y las relaciones extramaritales que se daban en ellos, pero al iniciar el rodaje de la primera historia, el director Wong Kar-Wai se enamoró de ella y la interpretación de sus estrellas recurrentes, Tony Leung y Maggie Cheung, desechando las otras dos, y durante los 15 meses que duró la filmación desarrollaron conjuntamente esta sugerente historia de (des)amor, secretos y deseos inconclusos.

(De izquierda a derecha: Maggie Cheung; Won Kar-Wai y Tony Leung)

Durante el primer acto, Chow y Su se van percatando de pequeños cambios en sus parejas, situación que los lleva a descubrir que mantienen una relación paralela entre sí.

Hong Kong de otra época

Los estrechos pasillos que unen los departamentos contiguos en que viven nuestros protagonistas; la escalinata exterior del viejo edificio, y las relaciones de vecindad que se dan en él, representan el Hong Kong de la infancia de Wong Kar-wai, quien se vio obligado a migrar con su madre a los 5 años de edad procedentes de Shangai,  en el que sonaban en la radio boleros en español interpretados por el cantante de jazz estadounidense Nat King Cole, y en el que por no hablar el idioma local (chino cantonés), pasaba sus tardes viendo viejas películas de Hollywood.

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En este escenario, nuestros protagonistas se ven constantemente expuestos a las miradas e intromisiones de sus vecinos, en una época en que las tradicionales estructuras familiares están fuertemente arraigadas en la moralidad social. Por lo mismo, no es casualidad que la cámara se sitúe en los rincones de los pasillos y habitaciones, posicionando al espectador como un vecino más, que desde lejos observa como la relación de Su y Chow va evolucionando.

En sus 99 minutos, la cinta solo muestra un puñado de locaciones en las que transcurre la trama, frecuentemente capturadas desde el mismo ángulo, lo que genera la sensación de una constante repetición de los acontecimientos. Asimismo, el paso del tiempo no está expuesto de forma clara, representado implícitamente en los aspectos más cotidianos de la vida, como los vestuarios, objetos e incluso las comidas que rodean a Chow y Zu, lo cual contribuye a una sensación inicial de confusión del espectador, cuyo rol pareciera ser el de ir reconstruyendo esta historia, a la vez que la misma se desenvuelve en pantalla, como si se tratase de las piezas del recuerdo de alguien más.

Una de las cosas más llamativas de esta historia es que, al percatarse los protagonistas de la infidelidad de sus parejas, en vez de confrontarlos o exponer la situación descubierta, intentan comprendela y reconstruirla, mediante un juego de roles en que cada uno asume el papel del cónyuge del otro.

De esta forma, encuentran en este juego de representación en que cada uno intenta seducir a su pareja personificando a la del otro, una forma de lidiar con el dolor, por medio de la inmersión en una fantasía creada en la que parecieran controlar la traición de la que son víctimas, y donde el aplazamiento de la consumación de esta ilusión va de la mano con el aplazamiento de la confrontación con la realidad.

Hasta que la realidad irrumpe.

A través del uso magistral de la música, el color, técnicas de cámara y encuadre, Wong Kar-Wai nos presenta en pantalla una hermosa, silenciosa y desoladora exploración de nuestras contradicciones, mostrándonos que a veces la única forma de lidiar con la realidad es engañándola, y que los personajes que asumimos para ello pueden terminar escribiendo su propio guion.

“Antiguamente, si alguien tenía un secreto que no quería compartir, subía a una montaña, encontraba un árbol, le hacía un agujero, y en él susurraba el secreto. Luego, lo cubría con barro, de esa forma el secreto permanecía por siempre”.

Avalon presenta el póster del 20 aniversario de “In the mood for love” (花樣年華) | BlogVisual

Actualmente, la cinta la puedes encontrar en la plataforma de streaming Mubi, junto a más películas del director Wong Kar-Wai.

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