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La ballena azul está ayudando a enfriar el mundo y frenar el cambio climático

Desde la fundación Mar y Ciencia, que promueve la valoración de los ecosistemas marinos de Chile, ahondaron sobre el importante rol de estos tesoros del océano.

SANTIAGO.- Reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) es el gran desafío mundial para evitar impactos catastróficos en el cambio climático, aunque las consecuencias las podemos ver ahora, en tiempo real. Parte importante del equilibrio ambiental es atribuible a las ballenas azules, tesoros gigantes de los océanos que son agentes contra este problema, disminuyendo fuertemente el CO2 de la atmósfera; incluso lo siguen haciendo después de su muerte, llevándose junto a sus restos 33 toneladas del gas.

El nivel normal de dióxido de carbono en el mundo debería ser de 280 partes por millón (PPM) y en la actualidad es de 415 PPM. El planeta absorbe más energía solar de la que irradia, causando el conocido efecto invernadero que aumenta la temperatura global en 3,4 a 5 grados. La última vez que la Tierra tenía concentraciones de CO2 estables fue probablemente hace 2,6 o 3 millones de años Celsius y el impacto que esto provoca supone un gravísimo problema para las futuras generaciones.

La quema de combustibles fósiles (principalmente carbón, petróleo y gas) es el verdugo de la contaminación atmosférica.  Según el informe de Greenpeace “Aire tóxico: El precio de los Combustibles Fósiles”, el aumento de este gas produce enfermedades crónicas y agudas, vinculadas a enormes asistencias a hospitales.

El documento presenta una cifra de 4,5 millones de muertes prematuras al año a raíz de esta situación, triplicando los decesos por accidentes de tráfico en todo el mundo. Se calcula que 600.000 personas fallecen al año por ataques relacionados con la exposición a micro partículas (PM2.5) que se proceden del uso de combustibles fósiles.

La gran ballena azul

El mar resulta ser el principal sujeto contra la contaminación. Consultada al respecto la directora ejecutiva de la fundación Mar y Ciencia, que promueve la valoración de los ecosistemas marinos de Chile a través de la divulgación científica y educación ambiental, respondió que “el océano es una verdadera arma contra el cambio climático, parte del CO2 que liberamos a la atmósfera es absorbido ahí y es incorporado en el sistema oceánico”, dijo.

En la misma línea, agregó que “estos ecosistemas, como pasto marino, los manglares, los bosques de algas, las ballenas, son sumideros de carbono azul; se les llama carbón azul porque queda en el océano”.

Las ballenas azules son grandes seres marítimos, majestuosas, les gusta ser solitarios y son uno de los animales más ruidosos que existe; emiten distintos pulsos, gruñidos y gemidos, pudiendo oírse entre sí a más de 1.500 kilómetros de distancia. Los científicos señalan que pueden comunicarse y emplear vocalizaciones gracias a su excelente oído, que también les permite navegar en las profundidades del océano.

Con su sola existencia ayudan a combatir los altos niveles de dióxido de carbono, pues su gran cuerpo facilita la captura y liberación de carbono, llevándola al fondo del mar. Si vamos a los números, absorben el mismo CO2 que mil árboles.

“Cuando la ballena come está incorporando este CO2, y cuando muere se lo lleva al fondo y así el océano va atrapando este CO2 que liberamos en la atmósfera, de otra forma, estaría aportando al calentamiento global; la ballena azul es muy importante para combatir el cambio climático”, manifestó Catalina Velasco.

Incluso después de morir  

El Fondo Monetario Internacional, FMI, desarrolló una investigación sobre el valor económico y la contribución ecológica de las ballenas, enfocando los estudios especialmente en las de gran tamaño, como la azul, la franca, la gris y la jorobada. Cuando dejan de existir sus cuerpos se hunden hasta el fondo oceánico y consigo cargan 33 toneladas de CO2, sacándolo de la atmósfera por siglos.

En principios de 1800 la ballena azul estuvo en peligro de extinción, estimándose que entre 40.000 y 60.000 individuos fueron asesinados por la casa industrial. Afortunadamente la protección mundial aportó a que su población se haya incrementado. Hoy estas gigantes del océano juegan uno de los papeles más importantes en el mundo como agente en contra el cambio climático.

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