Hernán Rivera Letelier, hombre de salitre, de pampa, de pueblo minero, de pulperías e historias por montón; desde aquí podemos ver la decadencia, la pobreza, que van reflejando sus propias vivencias, historias de fantasía y otras con toques más realistas. Con este autor nacional podrás tener un fascinante viaje y es, particularmente, “La Contadora de películas”, que logra un encanto en un relato repleto de inocencia, de placeres mínimos y vivencias que pueden ser muy cotidianas, pero que en estas historias están muy lejos de serlo.
La obra se centra en María Margarita, una niña de 13 años, de la pampa, que después de un campeonato desarrollado por su padre, un hombre que vive en silla de ruedas y que llevó a sus 5 hijos al cine, les pidió que contaran la película que miraron. La muchacha fue quien mejor lo hizo y se ganó el título del campeonato; ella contaba de manera única las películas, tan bien, que quienes visitaban el pueblo preferían que ella narre las historias antes que verlas en el cine. Fue así como esta cualidad de María Margarita se transformó en un negocio familiar.
La maravillosa prosa de Rivera Letelier nos lleva desde la decadencia de los pueblos salitreros hasta la inocencia de una niña y su fantástica cualidad para memorizar y relatar películas; debido a la falta de recursos es que la gente prefería pagarle a la familia en vez de gastar la plata visitando la sala de cine del pueblo.


Rivera Letelier en este y, en todos sus relatos, logra hacernos viajar a los tiempos del salitre, las pampas, las pulperías y ese lenguaje tan coloquial característico de los populares pueblos del norte. Nos hace sufrir y vivir cada historia. En este libro, en particular, logra posicionarnos en el imaginario de la narración de cada película que la niña cuenta. Dicen que cada uno es dueño de su propia historia, pero puede ser mejor si es contada por María Margarita.
Este libro es un imperdible de la literatura chilena, una historia simple, pero que te consume en la fantasía y en la hermosura del relato característico del autor. Una historia que nos invita a volvernos niños, a volver a ser inocentes, a disfrutar con el arte del relato, complejo, por lo demás; uno que requiere de una cierta magia, de una buena pluma, para lograr sumergir al lector en cada letra. Rivera Letelier lo logra por completo. Desde mi perspectiva, es una de las grandes obras del escritor y, por lo mismo, la invitación está hecha para buscar el libro y disfrutarlo, así como yo lo he hecho en más de una oportunidad.