La obra de María Luisa Bombal, dentro de la narrativa latinoamericana, produce un quiebre en la forma tradicional de llevar la escritura en cuanto a la novela se refiere. Su ejercicio de escritura no se convirtió en un oficio ni se prolongó en el tiempo, pero los pocos textos que dejó a disposición de los lectores, adquirieron nuevos matices en el análisis de una escritura cargada hacia lo poético y lo sentimental. En “La última niebla” (1934) y en “La amortajada” (1938), la autora hace un recorrido por el laberinto de sus pasiones en un mundo interior enriquecido en aspectos psicológicos, mundo en el que se refugia y en el que se permite escapar de la realidad desde muy temprana edad.
María Luisa Bombal era una mujer de sociedad ajena a los problemas de la época como la gran depresión económica de 1929, de la que Chile resulta como una de las naciones más afectadas, lo que llevó a su vez a una grave crisis política, todavía más, los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, fueron polémicos en cuanto a la cultura y la moral: se intentaba levantar un humanismo nuevo basado en el conocimiento de las realidades a nivel histórico y cultural. Sin embargo, mediante su prosa, la escritora pudo absorber lo que estaba pasando a su alrededor en una dinámica introspectiva que la fue conectando con aquella dimensión barroca alojada en su interior, en la intimidad de aquellos pensamientos y convicciones que conforman su visión de mundo articulado por una serie de paralelismos como la vida y la muerte, el odio y el amor, enfrentados en un mismo escenario, pero con diferencias a veces sutiles y otras veces abismantes.


Dichos padecimientos son propios de la dimensión barroca. El arte barroco surge en el siglo XVII en Italia como la expresión de la contra reforma, puesto que durante el siglo XVI, el renacimiento se enmarca como un movimiento que refleja la forma de entender la religión que se oponía al control de lo religioso por parte de una institución central eclesiástica, por tanto, se sustituye el teocentrismo por el antropocentrismo como una nueva forma de ver al mundo y al ser humano. Lo que en el renacimiento es equilibrio, en el barroco es línea curva, y de él surge el concepto de laberinto en el que se representa la condición humana dando vueltas en busca de una salida, porque el ser humano se mueve entre superficialidades buscando el camino de la salvación.
La última niebla es un drama pasional, la protagonista contrae matrimonio con su primo, pero esta se siente desplazada, ya que su marido no olvida a su antiguo amor que lo dejó viudo y con temor a quedarse solo.
Una visión dicotómica del mundo enmarca lo barroco: la contradicción de dos ideas como oposición dinámica entre el bien y el mal. Bombal utiliza elementos formales de estilo como la metáfora para embellecer ciertos aspectos de sus descripciones. Además, lo que alterna con la metáfora y que es otro elemento formal del estilo siempre presente en los textos barrocos, es la paradoja. Por ejemplo, tener la noción de que el amor es odio, que la vida también es muerte; morir, pero no morir: “Mi dolor de estos últimos días, ese dolor lancinante como una quemadura, se ha convertido en una dulce tristeza que me trae a los labios una sonrisa cansada. Cuando me levanto, debo apoyarme en mi marido. No sé por qué me siento tan débil y no sé por qué no puedo dejar de sonreír”. La protagonista se encuentra inmersa en una lucha de contrarios. El lenguaje en lo barroco tiene un gran valor, y este tiene una relación débil con la realidad. Se rompe la relación lógica de los elementos, ocurre una desintegración espacial del lenguaje poético y ya no se entiende dicha realidad desde la lógica.
En todas sus obras aparece siempre el amor como el punto donde convergen los actos que se llevan a cabo en la vida (las demás son emociones subalternas), actos que se realizan con la libertad propia de lo que supone amar, prescindiendo de convencionalismos, derribando barreras: el amor como consuelo que se expande en la alegría y en la desdicha, entre la vida que termina en la muerte y que termina por extinguir los afectos, entre el amor y el odio que desata las pasiones, en una lucha de contrarios que oscilan y dan vueltas dentro de una dimensión barroca.


Por otro lado, y lo que es un dato no menor, la compiladora Lucía Guerra, en la introducción de María Luisa Bombal, obras completas, declara que, en el ámbito de lo propiamente literario, María Luisa es: “la primera escritora latinoamericana que se atreve a describir el acto sexual, transgrediendo de este modo el discurso que el poder patriarcal le había adjudicado a la mujer”.
Lo abrazo fuertemente y con todos mis sentidos escucho. Escucho nacer, volar y recaer su soplo; escucho el estallido que el corazón repite incansable en el centro del pecho y hace repercutir en las entrañas y extiende en ondas por todo el cuerpo, transformando cada célula en un eco sonoro. Lo estrecho, lo estrecho siempre con más afán; siento correr la sangre dentro de sus venas y siento trepidar la fuerza que se agazapa inactiva dentro de sus músculos; siento agitarse la burbuja de un suspiro. Entre mis brazos, toda una vida física, con su fragilidad y su misterio, bulle y se precipita. Me pongo a temblar.
(La última niebla)
En La amortajada, María Luisa elabora el concepto de la muerte como un despegarse gradualmente de la vida, no como algo definitivo, sino como una especie de transición. En esta historia la protagonista fue obligada a casarse, pero cuando logra enamorarse de su marido siente un gran odio y resentimiento hacia él porque este le es infiel. Ana María muere, pero no del todo: “A la llama de los altos cirios, cuantos la velaban se inclinaron, entonces, para observar la limpieza y la transparencia de aquella franja de pupila que la muerte no había logrado empañar. Respetuosamente maravillados se inclinaban, sin saber que ella los veía. Porque ella veía, sentía”. Aquí se nos presenta la desintegración del lenguaje y la deformación de la realidad en cuanto a imágenes. La protagonista ha muerto, pero tiene la facultad de ver a quienes se van acercando a su ataúd, curiosos por despedirla. Entonces la temática de la muerte y el sufrimiento por la presencia del amor y el odio, son los principales elementos desencadenantes de las emociones dentro de la obra de Bombal. Así también, la lucha de contrarios y la idea de monstruosidad es otro elemento que abunda en lo barroco. La combinación de aquellos elementos remite también a la idea de la belleza alterada, ya que, si existe lo bello, también existirá lo feo y desagradable, el bien y el mal conjugados.


La última niebla y La amortajada son dos novelas representativas de lo barroco sin ser barroco, en el sentido de que, si se logra tomar distancia de la historia como un método de comprobación de la verosimilitud de ciertos hechos, es probable distinguir diferencias y similitudes en el modo de escritura de algunos autores en paralelo a lo que acontece en lo social, en lo artístico y en lo literario, en este caso. Ambas novelas son un mundo que debe ser revelado y que responde, por qué no decirlo, al mundo interno de una escritora que nació en la época equivocada.