“Perro Bomba fue hecha para crear puentes entre chilenos y haitianos”

En conversación con Cultura21 el realizador Juan Cáceres se refirió a su debut cinematográfico, los planes que tiene para mostrar esta cinta en Haití y también comentó el escenario actual del cine chileno.

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Por José Pereira y Fabián Pino

SANTIAGO.- Perro Bomba llegó este año a la cartelera nacional con la intención de mostrar la dura realidad de un joven haitiano en Chile, quien es el reflejo vivo del efecto migratorio en el territorio nacional y del diario vivir de sus compatriotas. La cinta fue creada con una técnica experimental y ya se estrenó en diferentes festivales internacionales de cine.

¿Cómo recibes la responsabilidad de retratar el fenómeno migratorio de los haitianos en Chile?

“Comienza desde la manera que hicimos la película. Siempre intentamos educarnos y estar limpios de adentro, sin querer aprovecharnos de la temática, nunca quisimos hacer un cine de tesis; por el contrario, el cine es de exploración y por lo mismo trabajamos sin guion”.

En ese sentido, Cáceres explica que pusieron sus conocimientos profesionales a disposición de las personas migrantes, “queríamos que se representaran en pantalla como ellas y ellos quisieran aparecer, intentamos que todo el proceso fuera lo más horizontal posible y yo creo que ese es el principal signo de nuestra responsabilidad”.

Perro Bomba es la primera cinta chilena en ser protagonizada por un actor de piel negra y, según dijo el director, muchos haitianos que fueron a verla quedaron conformes ante la visibilidad que se les dio a través de una película. “Les gustaba mucho que hubiese diferentes caras de la cultura haitiana, los puso muy contentos que la película recogiera sus características culturales”, añadió Cáceres.

En la misma línea, el realizador reveló el ambicioso plan de llevar el largometraje fuera de Chile con el fin de graficar la realidad de la comunidad haitiana en nuestro país. “Estamos trabajando en los subtítulos en creole; tenemos las ganas y los contactos para mostrarla en la población Los Nogales, donde la grabamos; y también queremos llevarla a Haití, es uno de nuestros grandes objetivos”, sostiene.

¿Cómo nace Perro Bomba y qué tanto cambió desde su concepción?

“Empecé a caminar por la ciudad buscando ideas y hubo cosas que hicieron interesarme por la población haitiana (…) Perro Bomba nació como algo protocolar y terminó convirtiéndose en lo que ahora es la película: con mucha improvisación, en localizaciones reales y sin una gran estructura tradicional. Dejamos de lado el guion y empezamos a registrar la cotidianeidad de Steevens”.

De izquierda a derecha: Junior Valcin, Alfredo Castro y Steevens Benjamin.

Respecto a los cambios, dijo que se producen desde su génesis por una brecha económica y metodológica y que la película se aleja de la «grandilocuencia» del cine actual, haciendo hincapié en los roles del proyecto y los procesos de grabación.

Entonces la película se realizó con un estilo más apegado al documental ¿Qué fue lo difícil de utilizar esa técnica?

“La conformación de la narración, porque, de alguna manera, la película nunca estuvo en mis manos. Nunca pude moldearla. En ese sentido, una de las mayores dificultades fue hacer algo que escapa un poco del control y que choca e incómoda, pero es parte de la realidad”.

¿Sientes que la película te identifica?

“Sí. Estoy muy feliz de que sea mi ópera prima, porque representa un montón quién soy yo, de dónde vengo y cómo veo la vida. Es una película subversiva y no tan académica, donde el protagonista encuentra apoyo en personas que han sido marginadas por la sociedad chilena, y eso va con la ética que me representa”.

Juan Cáceres define este tipo de cine como “periférico” y expresa que es difícil de hacer en Chile. Asimismo, comenta que “el cine aún está en la élite” y que “falta acercar la creación cinematográfica a los sectores más populares”.

¿Por qué crees que es importante hacer películas de este tipo?

“Perro Bomba es un ejemplo, no es el único, de que se puede hacer cine de otra manera; de que se pueden tener experiencias exitosas de creación cinematográfica fuera de los protocolos. Sin los fondos, sin los grandes festivales y con otras lógicas”.

El director, citando al teórico del cine chileno Carlos Ossa, afirmó que en Chile existe censura cognitiva, es decir, una que se auto imponen los realizadores muchas veces para poder llegar a festivales o ganar fondos.

“Si uno analiza qué películas ha premiado el fondo audiovisual en los últimos años, se sacan ciertas conclusiones de qué cosas les interesan y qué no. Entonces, muchas personas cuando empezamos en cine nos tentamos y miramos qué es lo que se está premiando y comenzamos a formatear nuestros proyectos en función de aquello. Esa es una de las principales limitaciones del cine chileno”, sentenció.

En colaboración con Foco Central.

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