Fabiola Campillay, una de las personas que perdió la visión de sus dos ojos durante el estallido social, es parte de una obra de teatro que se estrenó recientemente. Se trata de «Preludio», de la compañía Teatro Niño Proletario, que reflexiona sobre el privilegio de la visión a partir de los testimonios de tres personas que han perdido o están perdiendo el sentido de la vista.
«La experiencia ha sido fantástica. Nunca pensamos que pudiéramos actuar los tres. El elenco ha sido muy cariñoso», comentó Campillay.
Además de ella, los participantes son el actor Jorge Becker, que estuvo ciego varios meses a causa de una grave enfermedad y ahora su campo visual es muy limitado; y el de la actriz Luz Jiménez, quien debido a la edad (86) ve disminuida progresivamente su visión.
La obra se estrenó esta semana en la sala grande del Parque Cultural de Valparaíso, que actúa como coproductor del trabajo. Concebida como una propuesta híbrida, esta se presenta como obra audiovisual y también como una instalación inmersiva bajo la dirección de Francisco Medina Donoso.
Transdisciplinario
Medina cuenta que inicialmente sólo pretendía una entrevista con Campillay, «pero una vez que nos conocimos se dio la posibilidad de invitarla a participar, y ella como es una mujer tremendamente generosa se sumó al desafío de hacer este experimento audiovisual».
El director además destacó que se recibirán aportes voluntarios, que serán donados a la Red de Colaboradores a Víctimas de Trauma Ocular.
Alto riesgo
Daniela López Luco es la cineasta responsable de la puesta en pantalla. La obra no se podía hacer de manera convencional porque el elenco es de alto riesgo, como explica Medina: “Para grabar hubo que hacer una burbuja sanitaria extrema, lo que logramos en agosto pasado. Originalmente era una obra de teatro y ahora es una obra audiovisual, filmada en tiempo presente, sin segundas versiones”.
En el último tramo se sumó Paz Errázuriz – reconocida fotógrafa que ya había trabajado con la compañía- para realizar un registro visual del elenco en las ruinas del Cine Arte Alameda, un espacio hecho para la mirada, y que ahora, es sólo cenizas de ello. El resultado son siete enormes fotografías que forman parte de la instalación inmersiva.